22 de agosto de 2008

Noir gaucho: "La Señal" (2007)

Argentina, en la década del cincuenta. Mientras Eva Perón, gravemente enferma, agoniza en su cama, el día a día transcurre sin mayores novedades para los detectives Corvalán (Ricardo Darín) y Santana (Diego Peretti), que se encuentran siempre a la caza de esposas o maridos infieles y estafadores de poca monta. Sin embargo, todo se trastocará cuando una tarde, Corvalán reciba una nota con el nombre y teléfono de una atractiva y misteriosa mujer que lo mira insistentemente desde la mesa contigua.

El proyecto que dejará en etapa de preproducción, el fallecido Eduardo Mignogna, director argentino de títulos como "Sol de Otoño" y "El Faro", fue retomado por el conocido actor Ricardo Darín, quien asumió el reto con Martín Hodara, en esta película que protagoniza y que además es su ópera prima.

Todos los elementos del buen cine negro se reúnen en los 95 minutos de "La Señal". Así, encontramos a un héroe rudo, cínico y - en un primer momento - reacio a expresar sus emociones en la piel de Corvalán. Su compañero Santana es el escepticismo e intuición encarnados, poseedor además de la sabiduría que le ha dado la calle, lo que hace que pueda ver más allá del apasionamiento y desconfiar de aquel ángel en tacones que se deja ver solo cuando ella quiere. Una femme fatale o vehículo al infierno, como muchas hubieron en el Hollywood dorado y que llegaron de la mano de realizadores como Fritz Lang, Jacques Tourneur, Orson Welles y Billy Wilder.

En ese sentido, Darín y Hodara demuestran haberse nutrido de las fuentes más básicas del noir, brindando guiños que los cinéfilos han de agradecer. Asimismo, es notable el retrato en sepia de ese Buenos Aires que, al ritmo de los tangos de Gardel y las melodías de Sinatra, reserva para sus calles más estrechas; la corrupción y violencia que conviven en esa capital de plegarias masivas por la salud de Evita, en días de lluvia copiosa que no pueden ser señal de buen augurio.

"La Señal", no es una gran película, pues posee un epílogo apresurado, echado un poco al facilismo e innecesariamente sentimental; no obstante, se deja ver por las virtudes mencionadas y porque además cuenta con buenas actuaciones, destacando Diego Peretti, en el rol del desencantado y leal Santana.

Después del largo paréntesis...

Bueno, he dejado de postear en el blog por bastante tiempo y eso ha tenido múltiples razones. La principal, fue la última edición del Festival de Lima, en la que afortunadamente estuve acreditada, por lo que tuve felices jornadas de varias películas por día a lo que se sumaban algunas notas que tuve que escribir para "Vértigo", el diario del festival. También ha tenido que ver mi ingreso como redactora a la web Cinencuentro , desde el 01 de agosto, por lo que podrán imaginar que me quedaba poquísimo tiempo para todo.

A pesar de ello, como había pedido vacaciones adelantadas en mi trabajo de horario completo, podía manejarme mejor. Sin embargo, ahora que he vuelto a mi aburrido puesto de oficina, en el que tengo que ocuparme de plomazos jurídicos que odio, se ha puesto complicado dedicarme a "El Glamour..." , como quisiera. Igual, pienso que es un bache temporal y que sólo es cuestión que me organice adecuadamente.

No quería volver, sin explicar el por qué de tan extenso paréntesis, sobre todo a quienes siempre se dan su vuelta por aquí y comentan los posts. A ellos mi agradecimiento por la buena onda.

Y bueno, qué traigo de nuevo en las próximas entradas? Pues básicamente películas vistas en el Festival y sobre las que escribiré, quizás no con la regularidad deseada por los motivos mencionados, pero lo haré.

Eso es todo... Hasta el próximo post, o sea, hasta dentro de unas horas...

30 de julio de 2008

Las cicatrices de una eterna carcajada: El Joker de Heath Ledger

Un par de profundos surcos extienden una sonrisa torcida en ese rostro en el que la pintura blanca predomina sobre esas manchas negras y rojas que son sus ojos y labios. El cabello sucio se mezcla con un color entre amarillento y verdoso. Ropa barata y zapatos ridículos completan el atuendo de la más pura insania, esa que llama al caos por el caos. El mal nos presenta a su príncipe corruptor mientras éste se ríe, siempre se ríe.

El Joker de “Batman: The Dark Knight”, tiene la piel de Heath Ledger. Ambos forman una alianza simbiótica en la que cada uno de sus límites pareciera desvanecerse para mostrar una villanía particular, con móviles que van más allá del dinero, más allá del poder. Una cara de la maldad que desea poner de cabeza todo, generar el pánico colectivo de una Gotham que pocas veces quiere mirar su podrido interior y a la que solo anhela ver arder. El fuego se convierte en un ente omnipresente en la ciudad y el Joker, cual implacable inquisidor, lo aviva torturando a sus habitantes, obligándolos a reconocerse como las personas intachables que no son, a quitarse la máscara, mientras danza pintarrajeado y sin nombre.


Heath Ledger le brinda esa dimensión a un Joker que en los sesentas habíamos visto caracterizado por César Romero y que casi tres décadas después volvería con un Jack Nicholson que calzaba perfectamente en el universo de Tim Burton, tan juguetón como siniestro, pero que finalmente era Nicholson en versión más cínica de la habitual. El villano esperaba por alguien que quisiera cobijar por completo su oscura personalidad. Y fue Ledger quien lo acogió y entendió con todo el ímpetu de sus 28 años.

En una entrevista, César Romero contaba que interpretar al “Príncipe del Crimen” en la conocida serie de televisión, había sido una experiencia muy divertida. Es curioso enterarse de eso, luego de saber que para Heath el proceso de creación no tuvo nada de gracioso y si bastante de enfermizo. Se encerró 30 días en un hotel para ensayar voces y gestos acordes a su personaje, mientras el estrés lo consumía y el sueño no llegaba, teniendo que medicarse para poder dormir.










Imagino al joven Ledger frente al espejo, ensayando esas muecas que rozan el infantilismo y abrazan la locura, preparando su cuerpo para ese talante desgarbado cubierto de harapos y que sin embargo, debía transmitir la fuerza arrasad
ora de una anarquía que por fin había encontrado un adalid de su categoría, capaz de hacer que la bondad y la rectitud duden de ellas mismas, que admitan la fragilidad de su existencia.


Así, en “Batman: The Dark Knight”, es el murciélago quien huye entre las sombras de la ciudad, que son idénticas a las que pueblan su mente. Es la primera vez que el mal le abre los ojos, que lo recuesta en un diván, pero que además lo contempla compasivo, desde una orilla que, tras el maquillaje y el disfraz, pareciera cada vez más cercana. Saboreando esa victoria agridulce, el Joker no solo lograría su objetivo, sino que también ganaría un héroe personal para quien reservaría las carcajadas finales, esas que solo podían salir de la garganta de Heath Ledger.

9 de julio de 2008

Ya salió el Nº 16 de godard!

La última edición de la revista godard! ya está a la venta. En este número 16, encontrarán un especial sobre el próximo Batman ("The Dark Knight") de Christopher Nolan, además de un repaso a la trayectoria de este director; Crónicas del BAFICI 2008 y de la presentación de Ennio Morricone en Chile, una revisión a la filmografía de David Lean a propósito de su centenario; una mirada al cine de Jules Dassin; homenaje a James Stewart, celebrando cien años de su nacimiento; artículos in memoriam de Richard Widmark, Kon Ichikawa y Charlton Heston; entrevista a Jorge Vignati; una reseña del fabuloso documental "Crumb" de Terry Zwigoff; críticas a los estrenos de cartelera; etc.

Pueden adquirirla en kioscos, así como en los siguientes puntos de venta a solo S/10.00:
  • Supermercados: Wong, Metro y Tottus.
  • Librerías: Zeta Bookstore, Crisol, Ksa Tomada, La Familia, Época, El Virrey, La Casa Verde, Contracultura, Relayse Book, Café Britt y librería de la PUCP.
  • Otros: El Cinematógrafo de Barranco, Drugstore Video.

30 de junio de 2008

Porque nunca es tarde para escribir sobre Widmark...

Cuando Tommy Udo hizo su aparición en pantalla, todos intuían qué podía venir, sin embargo jamás imaginaron que ese personaje de extraña risa y mirada fría entregaría una de las escenas más poderosas y electrizantes del cine. Mientras esa anciana en silla de ruedas caía por las escaleras, nacía una nueva encarnación del mal que con fuerza avasalladora irrumpía en el celuloide para quedarse por siempre en la memoria de los espectadores de “El Beso de la Muerte” (1947), la cinta de Henry Hathaway. Un Tommy Udo, que todo vileza, todo perversión, tenía el rostro del debutante actor de 33 años, Richard Widmark.

Un actor que por debutante, no era ningún aprendiz, pues provenía de las canteras de la radio y el teatro. Precisamente en una de las funciones de su primera obra en Broadway “Kiss and Tell”, fue que capturó la atención de Henry Hathaway, quien lo convoca para “El Beso de la Muerte”, obra que marca el inicio de su carrera cinematográfica.

Su siguiente trabajo en “La Calle sin Nombre” (1948), reforzó su imagen de villano, encarnando a Alec Stiles, un gángster con sed de imponerse en el ámbito criminal. Dirigido por William Keighley, este policial se pone al servicio de Widmark, que prácticamente canibaliza la deslucida actuación de su co-protagonista Mark Stevens, mordiendo una manzana o haciendo un simple gesto. Solo eso le bastaba para mostrar toda la dimensión de un personaje oscuro, para el que el crimen es el medio con que se cobran las deudas de lealtad.

Aun interpretando a estas ruines personalidades, Richard Widmark no podía ser identificado como el “malvado definitivo”, básicamente por su complexión física. Asimismo, estaba lejos del porte de galán que tanto éxito tenía en Hollywood. Por el contrario, su aspecto delgado y de poca belleza, lo acercaba a personajes de cine negro del tipo de Walter Neff en “Perdición” (1944) o de Al Roberts en “Detour” (1945), quienes conformaban junto a otros una galería de memorables perdedores. Un espacio privilegiado se reservaría para él.

La oportunidad de ocupar ese lugar llegó en 1950, de la mano de Jules Dassin, que filmó en Londres “La Noche y la Ciudad”. En esta cinta, Widmark interpreta a Harry Fabian, un pobre iluso que quiere ser alguien, pero para el que todas las puertas se cierran, teniendo que vivir a salto de mata, siempre huyendo, siempre apurando un paso que lo conduce inevitablemente al abismo. El actor entregó una de las mejores caracterizaciones del perdedor que no se resigna a su condición.

Con “La Noche y la Ciudad”, Widmark dio inicio a la década más fructífera de su carrera, con 26 largometrajes en total, entre los que se destacan - además del filme dirigido por Dassin - sus colaboraciones con Elia Kazan en “Pánico en las Calles” (1950), película en la que variando el registro, su personaje estaba de lado de la ley; con Joseph Mankiewicz en “Un Rayo de Luz” (1950), cinta en la que encarnó a un criminal sureño racista y rabioso que la emprende contra un joven médico negro (Sidney Poitier). Así también se puso a las órdenes de Samuel Füller en la formidable “Manos Peligrosas” (1953), dando vida a Skip McCoy el ladronzuelo cínico que por el robo de una cartera, se convierte sin quererlo, en el objeto de cacería del FBI y de una facción de espías comunistas.

El western también fue el género en que Widmark, se desplazó como pez en el agua. En “La Ley del Talión” (1956) de Delmer Daves, realizó una de sus caracterizaciones más recordadas: Comanche Todd, un indio blanco que es cazado cual animal salvaje por cobrar venganza contra los hombres que asesinaron a su familia, pero que insospechadamente se convertirá en la tabla de salvación para parte de la escuadrilla que lo perseguía. Un filme violento y apasionante en el que los conflictos internos de los personajes son develados y subrayados como ejes de la cinta, y que a pesar de un final notoriamente forzado, es un disfrute visual y dramático en el que Widmark se lució una vez más. Otras películas del género protagonizadas por el actor fueron “Dos cabalgan juntos” (1961) y “El Gran Combate” (1964), de John Ford en las que interpretó a personajes íntegros, escuderos de la justicia y el orden.

Hacia finales de los sesenta, filma “Brigada Homicida” (1968) de Don Siegel, una cinta policial de impactantes escenas de acción cubiertas por un halo de pesadumbre, en la que Widmark daba vida al veterano detective Daniel Madigan, al que no le importa tomar caminos sucios para hacer cumplir la ley.

A pesar de sus excelentes trabajos, solo fue nominado al Oscar una vez por “El Beso de la Muerte”, ocasión en que no logró hacerse del galardón. Por si fuera poco, la Academia corroída por un Alzheimer feroz, dejó pasar los años desde su retiro en 1991 sin brindarle una estatuilla honoraria en compensación por las omisiones a una trayectoria impecable. Su partida el 24 de marzo pasado, supuso una conmoción entre todos aquellos que disfrutamos sus magnéticas apariciones en pantalla y para los que el codiciado hombrecito dorado se hace cada vez más vano.

13 de junio de 2008

La explosión de la Antigua Carne: Videodrome (1983) de David Cronenberg

¡Ah, Cronenberg! Las sensaciones que puede provocar. Inserta el cassette de video en mi mente y definitivamente cambia, todo cambia. Labios deseosos en pantallas vívidas, aparatos que pueden sentir y dejarse sentir, pistolas que se funden con la carne, abdómenes-vagina, abdómenes-videocassettera. Todas estas imágenes se alojan en mi cerebro y sé desde un primer momento que éste las acogerá de forma perenne. Sé que casi nada será igual.

El director canadiense conoce a su público ávido de pasear por territorios sinuosos, por eso Max Renn (James Woods), nos resulta desde un primer momento tan simpático, tan familiar, es fácil abrazarlo como hacemos con un viejo amigo. Es Presidente de Civic TV (a captar la ironía) que como no podía ser de otra manera, emite los programas tachados de “inmorales”: la pornografía más soft, el erotismo entretenido y coreográfico y violencia calificada como excesiva. Y claro, si su canal se atreve a transmitirlos es porque existen espectadores, gente que espera más emociones, más “diversión”. Entendemos que quiera dar un paso más (“Estoy buscando algo que rompa barreras. Algo brusco”). Entendemos su fascinación cuando ve ese programa extraído de una señal pirata en el que una muchacha es desnudada y torturada. “Brillante… No puedes dejar de mirarlo… Es increíblemente realista”, comenta Max. “¿Cuál es el nombre?”, pregunta. Videodrome, es la respuesta.

Videodrome. Videodrome. Videodrome. El nombre da vueltas y captura a Max. Nos captura. El cassette comenzó su trabajo. O sería mejor decir: Cronenberg empieza su labor de trepanador.

Ingresamos entonces a esa realidad personal, que se impregna, que fascina y cuestiona. El director nos atrapa usando nuestras propias redes y de ahí parte también la extrañeza que sentimos (¿O es que acaso no te has sentido levemente identificado con Max?).


El realizador de “Shivers” y “Rabid”, dispara a los medios de comunicación, concretamente a la televisión. Lanza este dardo y causa la reacción esperada en todos aquellos que en plena década de los ochenta se sentaban frente al televisor horas de horas, en la que los canales a través de su programación ejercían la principal influencia en las masas, llegando a convertirse en el ente manipulador por excelencia. En una sociedad basada en el poder de la imagen, la pantalla de TV es la retina del ojo de la mente, como bien menciona uno de los personajes.

El hombre y su relación con la ciencia - tecnología ha sido un tema esencial en el cine de David Cronenberg. Su función que en un inicio es renovadora, se manifiesta luego superior al hombre, buscando revelarse ante su padre, fundirse con su carne. Lo lleva hacia una destrucción - liberación del cuerpo, pero antes debe hacer que descienda a los sótanos más oscuros de su psique donde lo espera una realidad paralela de ensoñaciones atemorizantes.

Max con Videodrome instalado mediante de un tumor en el cerebro, recorre uno a uno los círculos de su infierno personal. A diferencia de Dante a él no lo acompaña Virgilio, sino las imágenes tentadoras de una Nicki Brand (Deborah Harry) lacerándose, hundiendo cigarrillos quemantes en su piel. La señal de video lo controla, mueve sus hilos, pero está muy lejos de saber que los titiriteros son unos puritanos que quieren impulsar un nuevo orden, “limpiar” esa sociedad pegada a los monitores. Sin embargo, ya es demasiado tarde para ellos, pues la Antigua Carne debe explotar y dar paso a una fresca y nueva. Una Nueva Carne que es una declaración de principios contra lo arcaico, que se alza como un ser distinto, superior en ese encuentro del cuerpo con la tecnología y que convoca a Max a través de la voz seductora de Nicki, quien lo espera observando su renacimiento al otro lado de la pantalla. Una Nueva Carne…¡Larga vida a ella!

2 de junio de 2008

Ciclo "24 Viñetas por Segundo" en el Cinematógrafo de Barranco


Una grata noticia para los cinéfilos y en especial para los amantes del cómic. El blog "El Jardín de las Delicias" y El Cinematógrafo de Barranco, están organizando durante todo el mes de junio, el ciclo "24 Viñetas por Segundo´". Un excelente recorrido por el fascinante mundo del noveno arte y sus diversas adaptaciones en el cine.

El ciclo se ha dividido en 04 volúmenes: cómic europeo, cómic independiente norteamericano, manga y cómic de terror. Las proyecciones de los sábados serán presentadas por César Santivañez, creador de "El Jardín...", días en que, por si fuera poco, se sorteará un cómic. En definitiva, un ciclo imperdible.

Aquí la programación:

VOLUMEN I: CÓMIC EUROPEO


JUEVES 5
7:45pm Kriminal (Humberto Lenzi)


VIERNES 6
7:30pm Heavy Metal (Gerald Potterton)


SÁBADO 7
6:15pm Danger: Diabolik (Mario Bava)


DOMINGO 8
4pm Asterix y los Vikingos (Stefan Fjeldmark y Jesper Moller)
5:15pm Heavy Metal 2000 (Michael Coldeway y Michel Lemire)


LUNES 9
8pm Barbarella (Roger Vadim)


MARTES 10 (Martes de Documental)
6:15pm Tintín y Yo (Anders Ostergaard)


VOLUMEN II: CÓMIC INDEPENDIENTE NORTEAMERICANO


JUEVES 12
7:30pm Heavy Traffic (Ralph Bakshi)


VIERNES 13
7:30pm El Gato Fritz (Ralph Baskshi)


SÁBADO 14
5:40pm Cool World (Ralph Bakshi)


DOMINGO 15
4pm Mafalda: La Película (Carlos Márquez)
5:15pm Las Nueve Vidas del Gato Fritz (Robert Taylor)


LUNES 16
8pm Ghost World (Terry Zwigoff)


MARTES 17 (Martes de Documental)
6:15pm Mira en el Cielo: La Increíble Historia de Superman (Kevin Burns)


VOLUMEN III: MANGA


JUEVES 19
7:45pm Hiroshima (Mori Masaki)


VIERNES 20
7:20pm Ghost in the Shell (Mamoru Oshii)


SÁBADO 21
6:15pm Metrópolis (Rintaro)


DOMINGO 22
4pm El Invencible Hombre de Hierro (Patrick Archibald y Jay Oliva)
5:20pm Ghost in the Shell 2: Innocence (Mamoru Oshii)


LUNES 23
8pm Akira (Katsuhiro Otomo)


MARTES 24 (Martes de Documental)
6:15pm Crumb (Terry Zwigoff)


VOLUMEN IV: CÓMIC DE TERROR


JUEVES 26
7:45pm Cuentos de la Cripta (Freddie Francis)


VIERNES 27
7:45pm La Cosa del Pantano (Wes Craven)


SÁBADO 28
6:30pm Man-Thing (Brett Leonard)


DOMINGO 29
4pm Corto Maltés, la Película (Pascal Morelli)
5:30pm Batman: La Máscara del Fantasma (Eric Radomski y Bruce W. Timm)
6:45pm Ichi the Killer (Takashi Miike)


LUNES 30
8pm Creepshow (George A. Romero)


MARTES 1
6:15pm Daredevil: Versión del Director (Mark Steven Johnson)
8:30pm Sin City: Versión Extendida (Robert Rodríguez y Frank Miller)

Por si no conocen El Cinematógrafo, la dirección es Pérez Roca 196 (altura de la cdra. 4 de la Av. San Martín). Ah! y el costo de la entrada es de S/. 6.00.