27 de diciembre de 2007

Ya salió el número 14 de godard!

Así es, ya está a la venta el último número de la revista Godard! que en esta edición presenta un contenido más que interesante. Podrán encontrar un dossier acerca de las mejores películas del 2007; un especial sobre la nueva película por estrenarse de Ridley Scott "American Gangster" además de un repaso de la figura del gangster en el cine; crónicas sobre los últimos festivales de Sitges y Valladolid; un homenaje a Ingmar Bergman y revisión de su extensa filmografía; celebración del centenario de Henri-Georges Clouzot (redactado por la que escribe); un ensayo sobre los 80 años de Metrópolis de Fritz Lang; la cinematografía underground brasileña; el arte de Pedro Costa; cine del interior; comentarios a los recientes estrenos de cartelera; etc. Es decir, lo mejor en este número 14 de Godard!

No dejen pasar la oportunidad de leerla. Pueden adquirirla en las principales librerías, kioscos y supermercados.

19 de diciembre de 2007

In This Together: Gun Crazy (1950)

“Don't you see, it's you and me against the world
We're in this together
You and me
One on one forever…”


“In this together” de Apoptygma Berzerk

El cine negro norteamericano nos ha ofrecido historias y personajes inolvidables, no obstante, pocas veces una película condensó a la perfección tanta pasión, locura y tragedia en una pareja de outsiders, desarrollando con maestría ese tópico que Luis Buñuel llamó amour fou, como “Gun Crazy” de Joseph H. Lewis en 1950.
Bien dijo el genio español: “El amour fou aisla a los amantes, hace que ignoren sus obligaciones sociales, rompe los lazos familiares ordinarios y, en último término, conlleva su destrucción. Este tipo de amor horroriza a la sociedad, la escandaliza profundamente. Y la sociedad utiliza todos los medios a su alcance para separar a esos amantes como lo haría con dos perros callejeros”.

La denominación de perros callejeros (sin un sentido peyorativo, claro) calza a la perfección con la pareja formada por Bart Tare (John Stall) y Annie Laurie Starr (Peggy Cummins), pues sólo unos animales pueden amarse tan rabiosamente y sin pudor alguno.


Bart Tare sintió desde pequeño una poderosa atracción por las armas, desarrollando una puntería envidiable. Sin embargo, ese sentimiento y destreza lo llevó de adolescente ante un tribunal por haber robado una pistola, siendo condenado a permanecer en un reformatorio hasta cumplir la mayoría de edad. Luego de esa estadía y un paso por el ejército, Bart vuelve a su pueblo con el afán de reencontrarse con su familia y viejos amigos, acudiendo con éstos últimos a una feria de atracciones en donde la guapísima Annie Laurie Starr presenta un espectáculo con armas que lo dejará fascinado. Un cruce de miradas será el comienzo de un final que no puede ser sino trágico.

El inicio de “Gun Crazy”, es ciertamente memorable. Bajo una lluvia intensa (notoriamente expresionista), se presenta la figura de un muchacho de apariencia frágil que con una mirada llena de pasión y ansiedad, contempla una pistola detrás del aparador de una tienda. No pudiendo más, rompe el vidrio y se hace de la pistola. En su huida de apenas unos metros, tropieza soltando el arma que se desliza sobre el asfalto húmedo hasta dar con los pies de un adulto, que resulta ser nada menos que un policía que lo ha visto todo. El pobre Bart ha caído y todo lo hace vislumbrar como un perdedor: el objeto de su deseo sólo se mantuvo instantes entre sus manos y la fuerza de la ley lo ha atrapado por un amor no consumado. Bart, el pobre Bart.

Esa misma pasión desaforada por las armas es la que sentirá por Annie, cuando la vea por primera vez, enfundada en sus pantalones apretados y manejando a su antojo un par de pistolas, ufanándose así de ser certera con los disparos. La pistola es el símbolo fálico por excelencia y una mujer tan segura de sí con un par de éstas en las manos, es una combinación perturbadora para cualquier hombre, pues es ella quien tiene el control de todo, incluso de la propia vida del amante. Si bien la carga sexual se mantiene durante toda la película, es en esta secuencia que se hace tan intensa que pareciera traspasar la pantalla.

Las femme fatale, esas criaturas hermosas y peligrosas son el elemento recurrente en el film noir. Por lo general, la imagen que se tiene de ellas es de seres insensibles, fríos y calculadores. Algunas como Phyllis Dietrichson (Double Indemnity) y Kathie Moffet (Out of the Past), cumplen a cabalidad esa premisa. No obstante, existen otras que en verdad están apasionadas por el amante, ese es el caso de Annie Laurie Starr, ella ama a Bart y quiere hacerlo feliz, quiere ser esa mujer que se queda en casa y espera a su esposo después de trabajar, pero también desea tener una vida holgada, llena de lujos que dice merecer y por la que no está dispuesta a esperar demasiado, todo lo quiere pronto, eso está en lo intrínseco de su naturaleza. Annie luchará, intentará vencerla como le dice a Bart antes de casarse: “…Bart, yo nunca fui muy buena, al menos, hasta ahora. No te estás llevando ninguna joyita. Pero, presiento que quiero ser buena. No sé, quizás no pueda, pero lo intentaré. Me esforzaré, Bart…”. Sin embargo, ya lo dijo la célebre Elsa Bannister en la obra maestra de Orson Welles que es “The lady from Shanghai”: “La naturaleza humana es eterna, por eso, quien la sigue la conserva hasta el final…”.

La resistencia de Annie no es suficiente y vencida arrastra con ella a Bart hacia el camino del crimen, asaltando y sembrando muerte a su paso. Para él, perdedor enamorado que por un episodio traumático de la infancia es incapaz de dispararle a un ser vivo, resulta imposible contener la furia y el impulso por matar de su amada, por la que ve aumentado su deseo al revelarse su naturaleza. Lo asusta; sin embargo, cada vez se hace imposible no ceder a sus exigencias. Ella tampoco puede estar separada de él, cada atraco es adrenalina pura. Están viviendo un amour fou y tal como dijera Buñuel la sociedad está horrorizada.

“Seguiremos juntos. No sé por qué. Quizás seamos como un arma y su munición, siempre juntos”, señala el protagonista, línea en la que ya se puede presentir la fatalidad que les espera. Siempre juntos sólo puede significar la muerte, ese es su destino y es ineludible. Este es el carácter del noir que tanto fascina y que los convierte en antihéroes. Joseph H. Lewis supo manejar ese elemento con maestría, llevándolo al clímax en la parte final en que los amantes se ven cercados como fieras rabiosas ante sus cazadores, en medio de un pantano brumoso (que nos remite inmediatamente a pasajes de “Sunrise” de F. W. Murnau). Annie, aún puede dar una última batalla. Bart ha claudicado y sólo espera su castigo. Ha sido tanto lo recorrido, que siente que por fin merecen paz y que esta vez, aunque con mucho dolor, si puede dispararle a alguien, por más que en ello se le vaya la vida.

Pieza de la que evidentemente se nutrió Arthur Penn para realizar “Bonnie & Clyde” en 1967, “Gun Crazy” es una joya que debe ser valorada en toda su dimensión y colocada en el sitial privilegiado que merece (a propósito de la lista realizada este año por el AFI), así como reconocer la importancia de un gran director como Joseph H. Lewis, quien fue capaz de hacernos vibrar con cada plano como pocos pudieron hacerlo.

12 de diciembre de 2007

Almodovar Director y Cinéfilo (II)

Continuando con las referencias fílmicas en el cine de Pedro Almodóvar, aquí va la segunda y última parte de "El Cine por Asalto":

10) KIKA

Peeping Tom (Michel Powell)

Un fotógrafo mata a sus modelos con un estilete incorporado a su trípode mientras filma la escena, y lo hace por el solo hecho de que lo que lo excita es poder capturar el rostro del miedo. Metáfora brillante sobre la voracidad de la cámara, el vampirismo de los focos que acechan a su presa: la star. El voyeur por excelencia.

La película no es sólo eso. Hay que verla. Powell es otro de los grandes maestros que no debemos olvidar.

The Prowler (Joseph Losey)

Es una película atípica en la carrera de Losey. Es una obra noir que trata de un culpable frente a sí mismo, frente a su conciencia. Una perspectiva sobre la culpabilidad que jamás había visto en ese género cinematográfico.

Un extracto de The Prowler aparece en Kika. Así, el personaje interpretado por Alex Casanovas, el marido de Kika, descubre la forma en que murió su madre. De nuevo el cine (aun a través de una pantalla de televisión) nos revela oscuros secretos que nos conciernen.

11) LA FLOR DE MI SECRETO

Ricas y famosas (George Cukor)

Al final de La flor..., Marisa Paredes hace referencia a Ricas y famosas. Como en la película de Cukor, están frente a una chimenea, beben, ambos son escritores que acaban de reconciliarse. Las dos versiones de Riches... son magníficas (sobre todo recuerdo la de Cukor). Mujeres, amigas, romances. Me interesa muchísimo la conjunción de estos tres elementos.

Wise Blood (John Huston)

Uno de los grandes fracasos de Huston, no por falta de calidad sino a causa de la atmósfera irrespirable de la novela en la que se inspiró, Sangre sabia, la de la escritora Flannery O’Connor. La vi cuando se estrenó y me encantaría verla de nuevo. Además, O’Connor, entre los escritores favoritos del personaje de Marisa Paredes (Amanda Gris), fue una gran novelista, fanática religiosa, enferma y torturada por sus propios demonios, dotada de un inmenso talento original.

12) CARNE TRÉMULA

Ensayo de un crimen (Luis Buñuel)

La película de Buñuel tiene múltiples resonancias en la mía. Ya de entrada, por una coincidencia grotesca, tres hombres armados se encuentran una noche en lo de Elena (Francesca Neri). Dos de ellos son policías, David y Sancho, el tercero es un adolescente errante perseguido por la mala suerte. En ese momento la televisión está trasmitiendo Ensayo... y cuando en la pantalla del televisor aparece el título, uno tiene la impresión de que es el título del siguiente capítulo dentro de mi película. Una violenta disputa estalla entre los tres hombres. Un disparo hiere al policía David (Javier Bardem) en la columna vertebral. Cuando Víctor (condenado a 6 años de prisión por un delito que no cometió), que sigue con atención lo que transmite la tele, descubre que David se convirtió en campeón de básquet en silla de ruedas y que se casó con Elena. Jura que cuando salga de prisión se vengará del hombre que robó seis años de su vida.

La culpa y el azar son dos elementos clave en la película de Buñuel (como en Carne trémula). El protagonista de Ensayo... cree tener el don de poder matar a quienquiera que sea nada más desearlo. Eso ocurre numerosas veces, pero lo que él ignora es que las muertes son puramente accidentales y que Buñuel, haciéndole un guiño al surrealismo, hace coincidir las muertes con el momento en que Archibaldo las desea.

Archibaldo se entrega a la policía, incriminándose de asesinatos que la policía no toma en serio. De nuevo, una falsa culpa con una vuelta de tuerca moral, muy de Buñuel.

Que el cielo la juzgue (John M. Stahl)

Es la película más brutal sobre la paranoia de los celos. Es también una película que logra unir dos géneros que me encantan y que parecen tan alejados y diferentes: el melodrama y el thriller.

13) TODO SOBRE MI MADRE

All about Eve (Joseph Leo Mankiewicz)
El título de Todo sobre mi madre viene del original de La malvada. Las dos hablan de mujeres y de actrices. Mujeres que se confiesan y mienten en el camarín de un teatro, transformado en un sancta sanctorum del universo femenino. Adoro cada imagen y cada palabra de esa película. Una máquina perfecta en todo sentido. Existe casi un subgénero de películas donde las heroínas y protagonistas son las mismas actrices. Siento una debilidad muy especial por ellas (Sunset Boulevard, Nace una estrella, La leyenda de Lylah Clare, ¿Qué pasó con Baby Jane?, California Suite, Dulce pájaro de juventud, Cantando bajo la lluvia, Fedora, Lo importante es amar, Dos semanas en otra ciudad, El desprecio, La dolce vita y Opening Night). Por eso dedico mi película a las actrices que en un momento dado tuvieron que interpretar a actrices. En especial a Bette Davis, Romy Schneider y Gena Rowlands.

Opening Night (John Cassavetes)


Ya confesé mi admiración por Cassavetes, actor y director. Esta película cuenta los problemas de una actriz alcohólica, que pierde la razón poco a poco. Sus conflictos con los hombres, las tensiones con la autora de la obra que representa y con el director durante los ensayos anteriores al estreno en Nueva York. (Jamás oculté que la escena del accidente del hijo de Cecilia Roth en Todo sobre mi madre estuvo inspirado en esta película.)Noche de estreno tiene una escena inolvidable y brutal sobre las relaciones de un director y sus actores. Estaba previsto que se levantara el telón a las 19, teatro colmado a no poder más, como siempre que hay un estreno en Nueva York. Sin embargo, Myrtle, la actriz principal (Gena Rowlands, incomparable, fantástica como nunca antes la había visto, representa de manera magistral el rol de borracha), no llegó todavía al teatro. Todo el mundo está desesperado. La función está por levantarse cuando llega la actriz con una curda monumental que le impide poner un pie delante del otro. Todos salen a ayudarla, le piden un café para ver si se repone. El director (Ben Gazzara) prohíbe que la toquen o que la ayuden. Myrtle se dirige a su camarín. Para llegar ahí debe recorrer un pasillo, que en su estado es una prueba tan difícil como caminar sobre una cuerda. En un gesto que parece de una crueldad sin nombre, el director exige que Myrtle vaya a su camarín caminando sola. Una vez allí le podrán llevar y dar todo el café y la ayuda que necesite. Myrtle acepta el desafío, como una sonámbula. En el camino cae varias veces al suelo, se golpea contra las paredes. Es casi un milagro que después de tantas caídas y golpes llegue finalmente a su camarín sin ninguna fractura.

Cuando el actor vive un infierno personal, aun cuando el mismo sea causado por el rol que debe interpretar, y el director hizo todo lo posible por ayudarlo, llega el momento en que el actor debe transitar ese largo pasillo interior, real travesía del desierto, y debe hacerlo solo. En ese momento el director se transforma –a pesar de él mismo– en un ser cruel y autoritario, pero no puede hacerlo de otra manera. ¡Es la regla del juego!

14) HABLE CON ELLA

Amanecer (F.W. Murnau)
De todas las películas mudas que había visto antes de El amante menguante, Amanecer es la que se correspondía mejor con mis intenciones. Incluso los cartones con las inscripciones en letra manuscrita me inspiraron. Un Murnau moderno e indispensable.

Animal Crackers (Victor Heerman)

Harpo se pasa toda la película persiguiendo a las jovencitas que se cruzan como si fuera un sátiro; y ellas, locas de contentas. La película termina con una escena muy loca donde un montón de gente se encuentra en el mismo lugar, jovencitas, notables, representantes del orden, los otros hermanos Marx y Harpo. El actor mudo de pelo ensortijado, como un diablito concupiscente, tiene en la mano uno de esos aparatos pulverizadores que se usaban en los años ‘50 para matar moscas. Rocía a la concurrencia con un gas soporífero, cayendo todo el mundo en un sueño profundo. Solamente Harpo permanece consciente. Observa la escena con delectación y percibe a un grupo de jóvenes mujeres adormecidas unas sobre otras. Sus ojos destellan deseo. Se acerca golosamente al grupo de jovencitas y uno cree que se va a aprovechar de la ocasión violándolas alegremente una tras otra mientras están inconscientes. Toma el pulverizador, lo vuelve contra sí, aspira el gas soporífero y cae en un sueño profundo sobre el montón de jóvenes. Lo que quería era sumergirse en su interior, continuar la persecución y jugar con ellas en lo más profundo de sus sueños.

Por más que sea abstracto y un poco surrealista, ilustra muy bien lo que Benigno, el enfermero de Hable con ella, desea hacer al final de la película, cuando se toma una gran cantidad de pastillas una tarde de lluvia. Quiere caer en un coma para poder unirse con Alicia, la joven de la que se ocupó durante cuatro años y de la que está enamorado.

Alicia entró en estado de coma después de un accidente de auto, una tarde de lluvia. De alguna manera, Benigno considera la lluvia como un buen augurio. Para él, la lluvia es una suerte de puente que conectaría el mundo real con el de las mujeres en coma. En ese mundo paralelo que él se creó, caer en coma es acompañar a su adorada Alicia en su sueño eterno, lejos del nuestro, el mundo real.

15) LA MALA EDUCACIÓN

La bestia humana (Jean Renoir) y La bestia humana (Fritz Lang)


Las dos estuvieron inspiradas en la novela de Emile Zola.

Pacto de sangre (Billy Wilder)
Wilder es otro de mis favoritos en todos los géneros: comedia, drama o thriller. En La mala educación, dos de los personajes entran a un cine donde se anuncia el próximo estreno de Pacto de sangre y están proyectando La bestia humana y Teresa Raquin (Carné). Cuando salen, uno de ellos comenta a propósito: “Es como si todas esas películas hablaran de nosotros”. Y ése es precisamente el caso. Los dos hombres, uno de los cuales sedujo al otro, vienen de cometer un crimen.
En las dos adaptaciones de Emile Zola, así como en Pacto de sangre, uno de los personajes es impulsado por el otro, a quien él ama perdidamente, a cometer un crimen con la ilusión de que ese crimen los unirá para siempre. Esta situación es el arquetipo de la película noir sentimental, fatalista y romántica. Quería usarlo en una de mis películas.

El círculo rojo (Jean Pierre Melville)
Nada que ver con los thrillers hechos hasta ese momento. El círculo... es una película noir austera y refinada, donde todos los personajes son implacables. La película habla de una partida de caza donde no hay lugar para las mujeres. Como en La mala educación, no hay más que hombres. Durante la gestación quise abordar el noir, pero en España no existe esa tradición. Sólo Francia ha cultivado el género sin pretender imitar los grandes thrillers americanos. De todos, Melville es quien representa la quintaesencia de la película noir a la francesa, y tiene a lo largo y a lo ancho del mundo émulos que van de Tarantino a Kitano.

Nadie fue tan lejos en la utilización del silencio. Es verdad, Antonioni y Bresson lo hicieron, pero forman parte de otro universo. Mencionar La bestia humana y ésta de Melville es mi homenaje al film noir francés.

16) VOLVER

Entre tantas otras cosas, en Volver hay un fantasma. No es una película de horror sino una comedia dramática. Los vivos y los muertos conviven sin fricciones. En cine, mis fantasmas preferidos no son los de los películas de horror. Prefiero definitivamente la manera en que Bergman o Buñuel tratan sus fantasmas: aparecen simplemente en pantalla sin efectos especiales. También me gusta mucho lo que hizo Hitchcock. Rebecca es la película de fantasmas por excelencia, o Vértigo. También pienso en una exquisita comedia de David Lean.

Un espectro travieso (David Lean)

Rex Harrison es un novelista casado en segundas nupcias, a quien se le aparece su difunta primera esposa para arruinarle la existencia con su segunda mujer. El escritor apela a un “especialista” (la deliciosa Margaret Rutherford, muy joven) para deshacerse de su fantasma. La película ganó un Oscar, casualmente por los efectos especiales que le dan al fantasma un tono verdoso cuando aparece.