26 de mayo de 2009

A propósito del cine nacional: "La teta asustada" de Claudia Llosa

Más allá de la euforia que despertó el logro de La Teta Asustada en el último Festival de Berlín y más allá de los cuestionamientos que surgieron alrededor de dicho premio - sobre todo de parte de medios extranjeros que señalaban un nivel menor de los filmes en competencia en relación a ediciones anteriores-, algo queda claro tras apreciar el segundo largometraje de Claudia Llosa: que se trata de una cinta efectiva en su tratamiento estético y que consigue mediante el retrato interior y casi hermético de su personaje principal, conmover de forma sincera, sin apelar a los facilismos sentimentales en los que una historia con ese fondo podía caer.

Llosa vuelve a narrar un viaje hacia la libertad, como lo hizo en su primer filme Madeinusa, no obstante con una protagonista cuyo dolor se transfigura en silencio y que pocas veces deja escapar mediante el canto. Brotan así de los labios de Fausta (Magaly Solier), historias de sirenas y acuerdos que luego se transformarán en perlas con las que podrá enterrar a su madre muerta. Del mismo modo, emergen de su intimidad los tallos de una papa a la que quiso convertir en su escudo frente a la violencia y el terror, pero que en su vital florecer se revela como contradicción ante ese encierro al que se ha obligado.


Del horror, transmitido por el cordón umbilical, trata La Teta Asustada. De esos hijos nacidos en años en los que el ande llevaba el peor saldo del conflicto armado interno y que aún no pueden curar sus heridas. Fausta se presenta, entonces, como la heroína que debe enfrentar a un mundo al que le cuesta entender su naturaleza de fruto del miedo. En tal sentido, ese encuentro con el exterior no es del todo amable, por el contrario, hallará seres que buscarán vampirizar sus costados creativos y sensuales. Ahí están la pianista, dueña de la casa en la que trabaja, quien se apropia de sus afligidas canciones, y un hombre que la desea acercándosele con las más toscas maneras.

Es en este contexto hostil que la protagonista se sentirá más a salvo entre los muertos que en compañía de los vivos. Solo así entendemos su sensación de bienestar y protección cuando, abatida, se refugia en una oscura habitación para abrazar el cuerpo embalsamado de su madre. La mantiene allí por falta de dinero, pero también porque es su única compañía en el silencio y el dolor, cuando todo afuera es color y bullicio. Niños, novias y un ambiente de constante fiesta la quiebran por no sentirse parte de él. Asimismo, lo mortuorio no solo se reserva para la actitud de Fausta y el rincón sepulcral de su hogar, sino que también se hace presente en la casona de la pianista. Un lugar que por su atmósfera lóbrega se asemeja a un mausoleo que alberga a una mujer inerte en su capacidad creadora y que además es víctima de sus propios temores.

La Teta Asustada también gana en la muestra de la natural convivencia de vida y muerte, en una suerte de moneda de dos caras. Un cadáver puede yacer en una cama a la que cubre luego un vestido de novia; así como una probable tumba puede convertirse en una rudimentaria piscina en la que se refrescarán unos pequeños de apariencia chispeante. Así, la película de Claudia Llosa está plagada de símbolos que van desde el nombre de la protagonista y esa especie de pacto que hace con su empleadora, hasta la presencia del mar como sanador y última parada del canto de Fausta.

Otro aspecto que cabe resaltar, es el tratamiento que la directora hace del barrio en el que vive el personaje de Magaly Solier. Nos muestra a un sector sumido en la pobreza, pero sin regodearse en la miseria con imágenes edulcoradas o preciosistas, puesto que la cinta entrega el retrato de un pueblo que cree en el trabajo duro y en la comunidad para mirar la vida con optimismo.

Definitivamente, este filme peruano no se presenta como fácil para las grandes audiencias. Sin embargo, tampoco es inaccesible o “aburrido” como llamarían algunos. Eso sí, requiere del espectador un ánimo de involucrarse con el universo y espíritu de su protagonista, para acompañarla en ese tránsito a la confianza y la libertad.

Carta de APRECI en favor de la libre opinión crítica

La Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (APRECI) rechaza los términos injuriantes de la carta que un grupo de cineastas envió al diario Perú21, en respuesta a la crítica del colega Alonso Izaguirre a la película nacional El premio, de Alberto Durant, publicada el jueves 7 de mayo en dicho medio.

Acusar falsamente a un periodista de cometer agravio a la persona de un cineasta, supuestamente como parte del análisis crítico de su obra, es un burdo intento de desacreditar su opinión, y por ende una señal de intolerancia inaceptable que atenta contra la libertad de expresión. Esta actitud en nada contribuye al diálogo necesario entre los diferentes sectores de nuestra cinematografía para su mayor desarrollo y evolución, precisamente en el año en que una cinta peruana ha conseguido un valioso premio internacional.

APRECI expresa su solidaridad con Alonso Izaguirre, y defiende el derecho de los críticos a manifestarse democráticamente sobre las películas nacionales, las cuales no requieren un trato condescendiente para mostrar su calidad. Finalmente, invoca a la comunidad cinematográfica en general, a fomentar un clima de respeto mutuo y comprensión de los diversos roles que giran alrededor de la actividad fílmica en nuestro país.

Lima, 25 de mayo de 2009

Natalia Ames, presidenta de APRECI
DNI 41814544

Juan José Beteta
DNI 10788518

Diego Cabrera Berrocal
DNI 41307121

Mario Castro Cobos
DNI 08875544

Claudio Cordero Goytizolo
DNI 10589006

Rossana Díaz Costa
DNI 09643796

Jorge Esponda Jara
DNI 40045793

Leny Fernández Huerta
DNI 41047514

César Guerra Linares
DNI 10278648

Sebastián Pimentel
DNI 10274203

Rodrigo Portales Fidel
DNI 09600331

Erick Quispe Jara
DNI 42056619

Gabriel Quispe Medina
DNI 10280581

Luis Ramos Choqueconza
DNI 10143811

Laslo Rojas Contreras
DNI 40747806

José Romero Carrillo
DNI 09835167

José Raúl Sarmiento Hinojosa
DNI 41340196

Claudia Ugarte Valencia
DNI 40578652