21 de octubre de 2009

La tristeza de la rebeldía : Al Este del Edén (1955) de Elia Kazan

Llevar sobre los hombros la dolorosa culpa de ser diferente. Aquel es el peso que debe soportar Caleb 'Cal' Trask. James Dean fue el encargado de poner la piel a este personaje, el rebelde más triste del cine. Una tristeza que viene con la juventud, con la angustia de crecer y no satisfacer nunca a la persona que más quieres. Y esta aflicción no puede ir sino acompañada de un sentimiento de rabia. Porque no eres joven si no sientes que se te revuelven las entrañas, si no pateas un muro hasta sangrar.

Elia Kazan necesitó solo las últimas ochenta páginas de la novela de John Steinbeck para dirigir esta cinta que trata también del amor no correspondido, de la imposibilidad de querer a quien es tan distinto. Por supuesto, no tiene que ver con el amor romántico, sino con el que se asume debe existir sin objeciones. No obstante, los vínculos de sangre de ninguna manera garantizan el afecto.

El peregrinaje de Cal es mostrado por Kazan con el cariño que el personaje echa en falta y busca desesperadamenre en su progenitor. La cámara cobija a James Dean y el lente lo hace ver más pequeño, más frágil en sus arrebatos, en sus movimientos espasmódicos y desbordados. En las secuencias que Cal comparte con su severo padre (Raymond Massey) este tratamiento se hace más evidente. Utilizando numerosos planos en picado, el director deja clara la relación de poder existente y la lucha constante e infructuosa de Cal por derribar la coraza paterna.

La aceptación de su naturaleza es otro conflicto con el que Cal debe lidiar. Por ello, descubrir la existencia del único espejo en el que puede mirarse, le brinda respuestas a muchas de sus preguntas, pero también ese hallazgo involucra el conocimiento de lo que podría ser su futuro: una vida exiliada y marginal en un mundo puritano que no acepta a quienes crean sus propias reglas y aman más su libertad.

Las escenas finales están ocupadas por la redención y el perdón. La angustia de Cal se mitiga un poco, solo con algunas palabras que no se tuvieron que comprar. La esperanza se abre paso para el muchacho que se desgarró durante casi dos horas en pantalla. Elia Kazan lo aleja de los fantasmas recurrentes de Caín y Abel para cubrir su cuerpo con el abrazo comprensivo que esperó siempre.

3 comentarios:

Héctor Vargas dijo...

Motivos suficientes para ver la película. Buen blog, no hay duda...

Publica más seguido... este espacio es una buena referencia para el cine.

Como llegué aca?
navegando y perdiendo un poco el tiempo.

saludos...

Leny Fernández dijo...

Hola Héctor,

Gracias por lo que dices... Me gustaría publicar más seguido, pero no tengo mucho tiempo entre el trabajo y algunos encargos para escribir... Por lo pronto, ya postearé alguito más de Kazan en estos días...

Saludos, y bienvenido!

Zosesbnv dijo...

Hace rato que le tengo ganas a esta película, a ver si este fin de semana la consigo, la vi bien barata en un Walmart, segun lo que lei creo que no malgastare mi dinero =)