10 de marzo de 2010

La caja (2009) de Richard Kelly

Nos ubicamos en plena década de los setenta. Norma y Arthur Lewis, un matrimonio de jóvenes profesionales, empieza a experimentar trabas financieras en su vida cotidiana: ella necesita una operación, él no consigue un ascenso laboral. Por si fuera poco, se cancela un beneficio que les permitía pagar una pensión menor en la escuela de su hijo. Una tarde, un hombre con una profunda lesión en el rostro, les ofrece un salvavidas monetario con solo presionar el botón de una caja. Si se animan a hacerlo, ganarán un millón de dólares; no obstante su acción provocará la muerte de alguien ajeno a su entorno.

Este conflicto ético es el punto de partida de La caja, última película de Richard Kelly. El director nos vuelva a situar en el pasado y los suburbios de clase media - como ya lo hiciera con Donnie Darko (2001) -, para echar por los suelos el ideal de vida estadounidense, además de hacer una reflexión sobre el tan humano egoísmo. Para ello se vale de los recursos que le brindan la ciencia ficción y el thriller que, sumados al drama íntimo de los protagonistas, dan como resultado una cinta inquietante.

La historia no es nueva. Kelly ha adaptado un relato de Richard Matheson - también autor de Soy leyenda - que en los ochenta ya había sido recogido en el capítulo de una popular serie de misterio. La diferencia es que se desarrolla el origen del extraño visitante y la búsqueda de redención de los protagonistas, lo que permite que la lectura del filme se pueda realizar en diferentes niveles, ocupándose de sus numerosos detalles. En tal sentido, bien se le puede entender como una fábula moral de carácter aleccionador, al mejor estilo de las películas de ciencia ficción de la década del cincuenta como El día que la tierra se detuvo (1951) de Robert Wise. Y ya que se menciona este aspecto, es más que interesante el modo en que el director ha captado el espíritu y talante de aquellas cintas que surgieron en el contexto de la guerra fría y el macartismo, las cuales reflejaban la paranoia de una sociedad limitada en su voluntad. Por ejemplo, existen secuencias que con toda su opresión y misterio remiten a pasajes de La invasión de los usurpadores de cuerpos (1956) de Don Siegel.

El mito del pecado original; la mujer como símbolo de fertilidad - y que, por tanto, dará vida a las futuras generaciones -; son otras ideas que se deslizan de La caja, un título que hay que ver con atención más de una vez. Sin duda se trata de uno de los mejores estrenos del año.

1 comentario:

Roger dijo...

Recuerdo que me recomendaste "Donnie Darko" y me encantó. Trataré de ver esta película on line (aquí lamentablemente todas las películas las doblan al italiano). Un abrazo.