14 de abril de 2008

El tesoro en la matrioshka : "El Orfanato" de Juan Antonio Bayona

Precedida de buenos comentarios y multipremiada en la última edición de los Goya, llega a cartelera “El Orfanato”, ópera prima de Juan Antonio Bayona, presentada nada menos que por Guillermo del Toro en la producción.

La película abre con unos pequeños niños corriendo en un inmenso jardín, parte de una mansión victoriana cuya presencia es imponente en medio de un paisaje bucólico. El infantil ¡Un, dos, tres… Toca la pared! que se presenta tan inocente ante nuestros ojos, será luego una pista juguetona y a la vez macabra para desentrañar el misterio de la desaparición de un niño al cual su madre adoptiva Laura (Belén Rueda), busca desesperadamente. El hijo perdido se convertirá entonces en la obsesión que la hará transitar entre la locura, la paranoia y una supuesta certeza del mal existente en la casa que antes habitó como una huérfana y que ahora pretende convertir en un albergue para niños discapacitados.

Es en este punto que “El Orfanato” nos remite a la que quizás es una de las mejores adaptaciones literarias en el cine de terror, “Los Inocentes” de Jack Clayton, versión fílmica de la novela “Otra vuelta de tuerca” de Henry James. Al igual que Deborah Kerr, la protagonista recorre solitaria los pasillos de la enorme casa en espera de respuestas, no solo a la búsqueda de su niño enfermo, sino también a esa duda que la atormenta desde que su hijo empezó a tener varios amigos imaginarios. La heroína se aferrará a indicios que, para su desesperación, solo ella podrá percibir, pero que también se presentan “coherentes” en el marco de la historia para el espectador, logrando así el director darle cierto clima de ambigüedad, algo que Alejandro Amenabar también incluyó en “Los Otros”.

Además de las películas ya mencionadas, las referencias fílmicas continúan en una suerte de mix de tópicos clásicos del género. Dicen “presente” desde “Poltergeist”, “Sexto Sentido” hasta algunos guiños a la japonesa “Dark Water” de Hideo Nakata a los que Bayona pretende dar “una vuelta de tuerca”, apostando por elementos de drama psicológico en el personaje de Belén Rueda, que está muy bien retratada en los límites de la insania y lo sobrenatural.

La presencia de los niños en los filmes de terror, siempre ha resultado inquietante, más que nada por la asociación inmediata a la inocencia y a la fragilidad. Por eso, las primeras apariciones de Simón (Roger Príncep), el hijo de Laura, deleitándose con la sorpresa y el miedo que le produce a su madre cuando la hace partícipe de los juegos con su demás “amigos”, son agobiantes. En ese mismo tono, el casi siempre cubierto Tomás, que portando una máscara hecha a trancos con un pedazo de saco viejo y unos botones por ojos, hace que su presencia sea escalofriante.

Lo lúdico es esencial en esta cinta y el cineasta español ha sabido filmar “El Orfanato” en esa clave. La cámara se mueve reparando en pequeños detalles, en piezas que luego inevitablemente tendremos en cuenta para armar el rompecabezas final. Al igual que la matrioshka que Laura va desentrañando hasta llegar a la muñeca más pequeña en ese juego de búsqueda del tesoro, la mansión también aguarda por ser descubierta hasta su última puerta, hasta su último rincón, en su afán de expiar las culpas, de liberarse de esa tristeza que la embarga por ser testigo de terribles sucesos.

La puesta en escena es otro elemento a destacar. La ubicación de la casa, la casi ausencia del sol, las grandes habitaciones siempre lúgubres, las máquinas de juego oxidadas y chirriantes que se mueven con un viento que siempre trae hojas secas, refuerzan el ambiente gótico en el que se desarrolla la trama y en el que los personajes aparecen en tonalidades ocres, como si siempre se tratara del pasado, como si estuvieran atrapados en el tiempo.

Existen secuencias muy bien logradas, como las de los juegos, la fiesta de inauguración del albergue con esos invitados enmascarados (que en algo me hizo recordar a “El Resplandor” de Stanley Kubrick) y la muerte de una trabajadora del ex – orfanato, que aumentan la tensión y son capaces de provocar algún sobrecogimiento en el espectador.

A pesar de todos los méritos que tiene, “El Orfanato” no logra cuajar y esto es obvio en el transcurso de la última media hora (que por contradicción es la del clímax), deviniendo en un final que se tornaba previsible. Asimismo, los últimos minutos sobran por explicativos y por un detalle que no aporta nada, más que sensiblería fuera de lugar. Sin embargo, dado el oficio mostrado por Juan Antonio Bayona, esperamos más trabajos que puedan confirmar y superar las dotes mostradas en esta su primera película.

2 comentarios:

John Campos-Gómez dijo...

Tu blog por primera vez acoge a la cartelera comercial.
Una tarea cinerástica producto del encargo. =D
Ahora viene uno de Reygadas, ¿no?
Saludos.

Leny Fernández dijo...

Hola. Sí pues, ya irán cayendo algunas de cartelera por aqui. Reygadas? Claro, en eso estoy...

Bye!